Riesgos laborales en la prostitución

Riesgos laborales que serían imposibles de mitigar en la prostitución

Imagina un mundo donde se busca convertir una de las formas más antiguas de explotación en un «trabajo regulado». La idea puede sonar progresista para algunos, pero, ¿qué significa realmente poner precio al cuerpo y al consentimiento? Desde una perspectiva feminista radical, la propuesta de regular la prostitución no solo ignora las realidades brutales del sistema prostitucional, sino que también perpetúa la desigualdad y la violencia machista. 

Además, pasa por alto un aspecto fundamental: los riesgos laborales inherentes a la prostitución. Desde una perspectiva feminista radical, el regulacionismo no solo fracasa en abordar estas realidades, sino que también normaliza peligros que serían inaceptables en cualquier otro contexto laboral. En este artículo, exploraremos por qué estos riesgos no pueden ser mitigados ni siquiera bajo las leyes más estrictas, exponiendo las contradicciones del intento de tratar la prostitución como una ocupación convencional.

Exposición a fluidos corporales

A diferencia de profesiones como la medicina o la enfermería, donde el contacto con fluidos corporales está estrictamente regulado mediante protocolos y equipos de protección, en la prostitución este contacto es constante y difícil de evitar. Aunque el uso de preservativos y otras medidas de protección son promovidas, no existe una forma de garantizar al 100% la ausencia de exposición. Este riesgo coloca a las mujeres prostituidas en una posición de vulnerabilidad sanitaria que es imposible que sea totalmente controlada. ¿O os las imagináis con un traje así?

Riesgo de agresiones físicas y sexuales

Uno de los mayores peligros que enfrentan las mujeres en la prostitución es el riesgo constante de sufrir agresiones físicas y sexuales. A diferencia de otros trabajos, donde pueden implementarse medidas de seguridad como cámaras de vigilancia o personal de seguridad, estas soluciones no pueden aplicarse completamente en el sistema prostitucional prostitución. Ninguna medida estándar puede garantizar la integridad física y psicológica de las mujeres prostituidas frente a clientes potencialmente violentos. Y no, el botón de seguridad que proponen no es suficiente.

Riesgo de enfermedades de transmisión sexual (ETS)

A pesar de la posible existencia de controles médicos periódicos, no hay forma de garantizar que cada cliente cumpla con las normas de protección necesarias para prevenir enfermedades de transmisión sexual (ETS). Incluso en entornos regulados, el incumplimiento de las medidas de protección por parte de los clientes representa un peligro significativo. La exposición continua a este tipo de riesgos hace que la prevención absoluta sea prácticamente imposible.

Condiciones emocionales y psicológicas extremas

El impacto emocional y psicológico del contacto físico forzado o no deseado es otro aspecto imposible de mitigar completamente. Aunque se implementaran leyes laborales que garantizaran ciertos derechos, el hecho de que el consentimiento en la prostitución esté condicionado por una transacción económica puede generar graves secuelas psicológicas. Entre las consecuencias más comunes se encuentran:

  • Altos niveles de estrés, ansiedad y depresión: Estas emociones son comunes debido a la naturaleza de la actividad y las situaciones de abuso recurrentes.
  • Trastorno de estrés postraumático (TEPT): Quienes han estado en situaciones de prostitución a menudo enfrentan traumas repetidos que afectan profundamente su salud mental.
  • Adicciones: Muchas mujeres prostituidas recurren a sustancias como mecanismo para sobrellevar la realidad de su situación.
  • Altas tasas de suicidio: Las estadísticas reflejan niveles alarmantes de suicidios entre las mujeres prostituidas, como resultado de la desesperación, el aislamiento emocional y la falta de recursos para salir de esta realidad.

Estos efectos psicológicos no pueden ser prevenidos ni mitigados a través de ningún marco regulatorio, dejando claro que la prostitución no puede garantizar un entorno emocionalmente seguro.

Jornadas laborales abusivas

En el sistema prostitucional es común que las mujeres trabajen en horarios nocturnos, sin descansos adecuados ni garantías de desconexión laboral. Estas condiciones violan las normativas sobre jornadas laborales justas y contribuyen al desgaste físico y mental de las mujeres prostituidas. Además, la falta de un entorno laboral supervisado hace que estas prácticas sean difíciles de monitorear y regular.

Espacios de trabajo inseguros

A menudo, las mujeres prostituidas trabajan en lugares privados, como habitaciones de hotel o domicilios particulares, donde no hay supervisión ni protocolos de emergencia. Esto aumenta considerablemente la vulnerabilidad frente a situaciones peligrosas, como agresiones físicas, robos o emergencias médicas. Regular estos espacios con medidas de seguridad estándar sería logísticamente inviable.

Imposibilidad de negarse a ciertas prácticas

En cualquier otro trabajo formal, los empleados tienen derecho a rechazar tareas que pongan en peligro su salud o dignidad. Sin embargo, en la prostitución, este derecho es prácticamente inaplicable debido a la dinámica inherente de la transacción. La presión económica y la naturaleza del «servicio» hacen que muchas mujeres se vean obligadas a aceptar prácticas con las que no se sienten cómodas, exponiéndose a riesgos adicionales.

Control y supervisión

La supervisión y fiscalización son aspectos clave en cualquier entorno laboral formal. Sin embargo, en la prostitución, implementar un sistema de inspección para garantizar el cumplimiento de las normativas laborales sería imposible. ¿Cómo se podría auditar un acto sexual? Este dilema evidencia las limitaciones de considerar la prostitución como un trabajo regulable.La prostitución presenta una serie de riesgos laborales que, por su propia naturaleza, no pueden ser mitigados a través de regulaciones o leyes.

Y es que no se puede regular como un trabajo lo que, por su propia naturaleza, no puede cumplir ni siquiera las leyes más básicas de seguridad y salud laboral.

No se puede regular como un trabajo lo que, por su propia naturaleza, no puede cumplir ni siquiera las leyes más básicas de seguridad y salud laboral.

Sigue leyendo…


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *