En el corazón de Bilbao, Emargi se erige como un faro de esperanza y transformación para las mujeres víctimas de violencia sexual
Fundada por Amelia Tiganus, esta organización nace de la necesidad de crear un espacio donde la solidaridad, la dignidad y la acción se entrelazan para enfrentar la explotación sexual y abogar por los derechos de las mujeres.
Desde el corazón del feminismo radical, Amelia comparte sus motivaciones personales, las lecciones aprendidas en su camino y su visión para el futuro de EMARGI. Desde la importancia de la colaboración internacional hasta el impacto de sus acciones en la vida de las mujeres, nos ofrecen una profunda mirada a su labor y el compromiso inquebrantable que guía su trabajo.
Acompáñanos a descubrir la voz y la pasión que impulsa esta iniciativa vital para lograr un mundo libre de violencia sexual.
Origen y equipo de Emargi
Para quien no lo sepa, ¿cuál es tu papel en Emargi?
Soy la directora general de este proyecto de emprendimiento social que fundé en septiembre de 2020, hace justo 4 años. Considero que contribuyo al éxito de la organización asumiendo la responsabilidad y la carga de trabajo con una visión abierta y entregada a una causa que da sentido a mi vida presente, pasada y futura. Mi trayectoria vital tanto personal como política, la actitud positiva y proactiva, el compromiso, la ética laboral, la facilidad de encontrar una solución a cada problema, mis habilidades comunicativas, la flexibilidad, la curiosidad y la capacidad de aprender rápidamente, creo que son una gran aportación para cumplir con el propósito de este proyecto.
Porque, a todo esto, ¿qué significa Emargi? ¿De dónde viene el nombre?
Emargi viene de Emakume (mujer) y Argi (luz) y viene a ser una combinación con la que quería reivindicar la fuerza de las mujeres y nuestra propia luz, que durante muchísimos siglos, ha sido opacada por el patriarcado.
No porque las mujeres seamos seres de luz pero sí porque se nos impide por activa y por pasiva brillar, destacar, liderar…
¿Por qué crear un proyecto nuevo y no unirte a otros que ya tienen su propia trayectoria?
Emargi nace de la necesidad que sentía de tener un equipo de trabajo y una red que me cuide y ayude a cumplir con mis metas.
Soy una mujer ambiciosa y también consciente de que el individualismo y la falta de trabajo en equipo pueden llevarte al fracaso.
Desde el inicio de mi trayectoria militante he estado ligada -y sigo- a muchos proyectos ya asentados. Ha sido un aprendizaje enorme y he podido observar lo mejor y lo peor de cada casa. Sin embargo necesitaba crear un espacio propio en mi querida tierra adoptiva, Euskadi, y también estar al mando de un proyecto propio.
Empezamos creando el Movimiento Abolicionista del País Vasco en 2019 y ahí conocí a muchas de las compañeras y amigas que hoy sigo teniendo.
Estando dentro del Movimiento me di cuenta de cómo las dinámicas de los grupos articulados y asentados hace décadas llevaban las cosas a su terreno y con una aparente falta de estructura jerárquica en el propio Movimiento. Me di cuenta enseguida que ese no era mi sitio porque si supuestamente nadie manda ciertamente nadie es responsable y las cosas pasan “porque sí”.
También de alguna manera me sentía como un mero reclamo o medalla que muchas de las organizaciones con la que colaboré se ponían. No todas llevan bien que no quiera ocupar un lugar de “chica de imagen» y sí liderar.
Así decidí crear mi propia organización y profesionalizar la actividad de formar, sensibilizar, investigar, asesorar a profesionales y acompañar a las mujeres víctimas de violencia sexual, incluida la digital, la pornografía y la prostitución.
Así decidí crear mi propia organización y profesionalizar la actividad de formar, sensibilizar, investigar, asesorar a profesionales y acompañar a las mujeres víctimas de violencia sexual, incluida la digital, la pornografía y la prostitución.
Después de estos primeros años, ¿cómo ha evolucionado Emargi?
Pues muchísimo diría yo. Empezamos con una idea y juntándonos en nuestras casas.
Luego abrimos un pequeño espacio donde poder juntarnos para darle fuerza y cuerpo al proyecto que teníamos en mente y poco a poco lo fuimos materializando.
Abrimos otro espacio donde poder llevar a cabo actividades con mujeres y poder hacer redes entre nosotras.
Este local resultó ser un antiguo prostíbulo, y cómo no, no nos pudimos resistir a la idea de resignificar el espacio y convertir lo que antes fue un campo de concentración de mujeres en un lugar donde poder romper con la dicotomía entre las santas y las putas, y crear un espacio de encuentro y transformación para todas y cada una de nosotras.
Pusimos en marcha la parte de la formación y poco a poco hemos ido formando y sensibilizando cada vez a más jóvenes, desde los institutos, y también a profesionales y a las familias.
Hoy estamos en otro nuevo local, el anterior se nos quedó pequeño, en el que además de la sensibilización y la incidencia política, cada día atendemos a más mujeres que se nos acercan y las acompañamos en sus procesos vitales.
No nos pudimos resistir a la idea de resignificar el espacio y convertir lo que antes fue un campo de concentración de mujeres en un lugar donde poder romper con la dicotomía entre las santas y las putas, y crear un espacio de encuentro y transformación para todas y cada una de nosotras.
Emargi ha crecido mucho como proyecto y nos ha llevado a lugares muy bellos pero también a sitios oscuros. Casi no se habla de las dificultades que supone montar un proyecto así.
Aparte de que las mujeres de la clase obrera en general no tenemos conocimientos sobre emprendimiento y su gestión. Sabemos trabajar y en general somos buena gente pero no es suficiente. La exigencia y el poder resistir y avanzar en situaciones de muchísimo estrés y total entrega al proyecto a veces nos ha hecho sufrir desencuentros y rupturas.
No considero eso como algo dramático pues la vida es así en demasiadas ocasiones. Aprendo con cada paso y estoy orgullosa de cada mujer que ha pasado por el proyecto y también profundamente agradecida a las mujeres que siguen a mi lado, a pesar de todo y con todo.
Hay mucha gente, hombres y mujeres, que nos apoya de manera incondicional y cree profundamente en lo que hacemos.
Estoy orgullosa también del cada vez más impacto que está teniendo nuestro trabajo de sensibilización, formación, investigación, asesoramiento y acompañamiento.
Siento Emargi como un lugar de resignificación de traumas personales y colectivos, por lo tanto de reparación política de las mujeres y las niñas.
Actualmente, ¿a qué se dedica Emargi?
En Emargi nos dedicamos a formar, sensibilizar, investigar, desarrollar e implementar proyectos de autoafirmación feminista y campañas de participación ciudadana, asesorar, intervenir y acompañar a mujeres y niñas solo por el hecho de serlo. También nos parece importante acompañar a chicas y chicos para que creen sus propias iniciativas sociales y acciones de calle.
Dentro de esa formación y sensibilización tenemos la Campaña Integral de Educación sexual, que es un proceso que dura un año y consiste en tres fases en las cuales el alumnado de un instituto recibe formación continuada (también las familias y el profesorado) en la que se tratan todos los aspectos y formas de la violencia sexual y, por supuesto, también la regulación emocional que tan necesaria es.
Por último, se pasa a una fase en la cual el alumnado que así lo desee puede participar en la elaboración y ejecución de una acción de calle que sirva de impacto en su propia comunidad. Así es como nació en 2022 Gaztelarre, la primera asociación juvenil contra la violencia sexual de la que estamos muy orgullosas. Creo que ver a la gente joven convertirse en sujetos políticos y de cambio es lo que más nos emociona y nos da esperanza.
Otra parte importante de esta campaña es la recogida de datos que llevamos a cabo durante todo el proceso, lo cual nos sirve para hacer investigación de como está la juventud con respecto a la violencia sexual en nuestro entorno más cercano y poder así elaborar un informe final en que presentamos todos los datos.
Las alianzas de Emargi
¿Qué alianzas ha construido hasta ahora? ¿En qué otras alianzas estáis trabajando o vais a trabajar en el futuro?
En Emargi hemos ido de la mano con las compañeras de ACT y Las Poderosas siempre y desde siempre.
También fundamos y presidimos la Federación Estatal de Mujeres Abolicionistas FEMAB.
Colaboramos asiduamente con muchas Asociaciones y proyectos, nacionales e internacionales.
La Coalición por la Abolición de la Prostitución -CAP International- es una de nuestras mayores aliadas politicas a nivel internacional gracias a la cual hemos llegado a incidir en el Parlamento Europeo o en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, por ejemplo.
También colaboramos con Solidaridad Internacional, con quienes desarrollamos el informe “Violencias machistas en el entorno digital desde las vivencias y la perspectiva de la población adolescente de la CAE: vulneración de derechos humanos de las mujeres y del colectivo LGTBI+ en RRSS”.
Y participamos en la primera marcha mundial de supervivientes de prostitución en Montreal este pasado junio.
Fuente: Fundación Empodérame
También colaboramos con profesionales como Corina D’Antoni, que imparte cursos para empresas y asociaciones enfocados en la sostenibilidad social y buena gobernanza (ESG), promoviendo modelos de trabajo que valoren la colaboración, el crecimiento personal, la autonomía y el propósito de los empleados.
¿Qué importancia tiene la colaboración internacional para Emargi?
Es sumamente importante por varios motivos que tuvimos claros desde el inicio de este proyecto y en gran parte debido a mi experiencia y proyección política internacional previas.
La colaboración internacional facilita una mejor comprensión de cómo se manifiesta la explotación sexual en diferentes partes del mundo, lo que es clave para garantizar una protección efectiva de los derechos humanos de las mujeres y niñas.
La violencia sexual en todas sus formas -incluidas la prostitución, la pornografía y las redes sociales que explotan sexualmente a las mujeres y las niñas- es un fenomeno global y, como tal, las respuestas también deben serlo.
Las entidades que fundamos y dirigimos las supervivientes aportan una legitimidad moral y una perspectiva auténtica a las campañas de sensibilización sobre la explotación sexual.
Colaborar a nivel internacional amplifica nuestras voces, generando una mayor visibilidad y alcanzando audiencias globales.
Las campañas conjuntas que aborden las causas estructurales de la explotación sexual, como la pobreza, la desigualdad de género, la discriminación racial y la demanda de prostitución, tendrán un mayor impacto si se realizan en cooperación con organizaciones internacionales y si son apoyadas por entidades que entiendan el poder del testimonio de las supervivientes.
Por último, la diplomacia feminista es una realidad que debe reforzarse continuamente.
Países como Suecia y Francia han adoptado políticas abolicionistas, donde la compra de sexo es criminalizada y las mujeres en prostitución no son penalizadas.
La colaboración de Emargi con organizaciones de estos países es sin duda una vía para avanzar en la construcción de políticas similares en España, fomentando el intercambio de políticas progresistas que busquen erradicar la explotación sexual desde una perspectiva de derechos humanos.
Con este fin también co-fundamos y presidimos la Federación Estatal de Mujeres Abolicionistas – FEMAB.
Cómo colaborar con Emargi
¿Cómo pueden individuos y colectivos involucrarse en Emargi y colaborar con sus fines?
Hay varias formas y todas importantes. Por ejemplo, participando y difundiendo las actividades que proponemos nosotras o proponer aquello que consideran necesario para reforzar la estrategia de vivir en un mundo mejor; recomendandonos en los espacios de sus trabajos, AMPAs, centros educativos de sus hijos e hijas; asociándose y pagando la cuota; donando la cantidad de dinero que puedan porque sin dinero es imposible sostener una estructura de trabajo y darle una continuidad a las cosas.
También es importante que las mujeres que más nos necesitan sepan que existimos y que estamos para ellas así que cuanto más nos conozca la gente y más nos nombren, más fácil será intervenir en casos cruciales.
Cuéntanos más de esos principios y valores que guían vuestra labor.
Es fundamental tejer redes entre nosotras y disfrutar de espacios en los que poder compartir, reflexionar y crear, siempre bajo la perspectiva del feminismo radical y a través del apoyo mutuo. Todo lo que hacemos, lo hacemos con estos cuatro principios en mente:
- No asistencialismo
Poner en valor una perspectiva emancipadora que acompañe y potencia la autoafirmación desde un enfoque feminista y como acción de continuidad al asistencialismo. - Romper la dicotomía patriarcal entre las mujeres
No hacemos distinción del tipo de violencia sexual. Nos reconocemos todas mujeres y aplicamos la ética feminista radical. Rompemos la dicotomía entre las unas y las otras, las buenas y las malas, las privadas y las públicas, las putas y las santas. Construimos un NOSOTRAS. - Resignificar el concepto de víctima
Para eliminar la culpa y la carga peyorativa que acompaña a las mujeres en los procesos de vulneración de derechos humanos. Aplicamos día a día el lema Lo personal es político y desde esa rebeldía radical (re)construimos nuestros relatos de vida y nuestra existencia. - Potenciar las capacidades de resiliencia y autoafirmación
Con la construcción de un entorno de iguales que nutre la visión positiva y la confianza en una misma y en el grupo a través de relaciones interpersonales sanas y honestas.
¿Qué proyecto de Emargi te ha apasionado más y por qué?
Es difícil para mí elegir uno. No sé. Me gusta mucho el proyecto de Justicia social que financian 100% nuestras socias, socios y donantes, donde llegamos a las cárceles, centros de menores y otros lugares situados en los márgenes de la sociedad, donde nunca llega el dinero ni la apuesta de fomentar la libertad de pensamiento y el buen trato.
También la creación del espacio como punto de encuentro de todo tipo de mujeres, ha sido muy importante.
Llegar y juntar a mujeres tan distintas entre sí y ver que en Emargi han encontrado un lugar seguro donde acudir, juntarse, hablar, compartir e incluso sanar, me emociona y me da toda la fuerza para seguir adelante con este proyecto, por nosotras y por todas ellas.
La motivación surge al ver cómo esa pequeña chispa que encendemos cuando las palabras se convierten en hechos puede prender el fuego en la vida de otras mujeres, especialmente en aquellas que han sido silenciadas, invisibilizadas o marginadas.
Me motiva la búsqueda de la belleza, esa que trasciende lo superficial: la belleza de la justicia, de la igualdad, de la dignidad humana restaurada.
La motivación para seguir adelante surge de la visión de un mundo mejor.
A lo largo de la historia, las mujeres hemos encontrado en la solidaridad colectiva una fuente de fuerza y resistencia.
Las relaciones que se tejen en torno a Emargi son profundas, auténticas y significativas.
Ver cómo el proyecto cambia vidas, y cómo esas vidas a su vez transforman a otras, es una cadena poética de acciones que fortalece el propósito de mi vida. Saber que estamos dejando una huella en el mundo, que estamos ayudando a construir un futuro más justo y libre, es una motivación que toca las raíces mismas de mi existencia.
El futuro de Emargi
¿Cuál es el horizonte hacia el que camina EMARGI, cómo ve su mundo ideal?
En un mundo ideal, mujeres y hombres convivimos y compartimos la vida con generosidad, apoyo mutuo, buen trato, escucha activa, inteligencia emocional, amor, ternura, compasión, bondad y bienestar integral.
También criamos niñas y niños con esos mismos valores.
En ese mundo ideal las mujeres disfrutamos plenamente de nuestra libertad y del placer sexual desde la conexión más profunda con nuestras emociones, sensaciones, deseo y gozo.
Somos admiradas y queridas -entre nosotras y por ellos-, reconocidas como seres humanos plenos y absolutamente increíbles.
Los hombres y las mujeres que AMAN a las mujeres y las niñas creo que tienen una conexión muy elevada con su propio ser y su existencia.
Amar a las mujeres es transformador, revolucionario y nos reconcilia con nuestra propia vida. Eso es lo que intentamos construir.
¿Dónde ves a EMARGI en los próximos diez años?
Me encanta soñar con los ojos abiertos y trabajar para que esos sueños se hagan realidad.
Dentro de 10 años habremos logrado influir en políticas públicas, asegurando leyes más justas y efectivas, habiendo conseguido una Ley Abolicionista del Sistema Prostitucional.
La incidencia política será una parte central del proyecto, habiendo trabajado con gobiernos y organizaciones internacionales para promover un marco legal que garantice los derechos de las mujeres a nivel global.
Dentro de diez años, uno de los mayores logros será la formación de nuevas generaciones de feministas. Emargi también estará trabajando para ser una plataforma de innovación social. Además de los programas de empoderamiento y educación, dentro de veinte años habremos lanzado iniciativas económicas y empresariales, promoviendo modelos de negocio éticos y sostenibles que ofrezcan a las mujeres opciones de empleo dignas y seguras.
A medida que cerramos esta conversación, reafirmamos nuestra convicción de que la lucha por la igualdad y la dignidad de todas las mujeres no solo es un deber, sino un acto de resistencia colectiva.
En EMARGI, cada historia, cada voz y cada paso que damos hacia adelante se entrelazan en un tejido de esperanza y empoderamiento.
Sabemos que el camino es desafiante, pero nuestra fuerza radica en la unión de nuestras experiencias y en la firme determinación de transformar realidades.
Juntas, seguiremos desafiando el sistema, cuestionando las narrativas impuestas y construyendo un futuro donde cada mujer tenga el derecho a ser escuchada y a vivir sin miedo.
Sigamos adelante, porque nuestra lucha no termina aquí; apenas comienza.
Deja una respuesta